Esquizofrenia

Aún sabiendo que su lectura me iba a alterar me he comprado un libro sobre la esquizofrenia vista por la madre de una afectada. Se llama "Mama, la esquizofrenia es una mierda"  y es de Janine Berg-Peer.

Mis sospechas se han cumplido, y efectivamente me han subido los niveles de adrenalina leyéndolo, ya que su proposito principal parece ser expiatorio, algo así como "Dios -en este caso los médicos- me libre de culpa, yo hice lo que pude".  Y lo cierto es que no está excenta de razón, pues es verdad que el sistema sanitario que ella describe atónita no parece estar hecho para ayudar a los pacientes (de hecho no creo que lo esté, esto es solo su finalidad aparente).

Y tambien es cierto que la madre hace autocrítica  y que muchas cosas que yo voy a decir aquí las dice ella misma.

Personalmente pienso que un libro desde esta perspectiva - madre sobre hija- no debería de escribirse. A mi me incomoda leer como una madre habla de su hija tildandola constantemente de enferma e inutil -aun dejando claro que la culpa no es de nadie. Si yo fuese la hija -y suponiendo que a pesar del comportamiento de mis familiares y los agresivos tratamientos farmacológicos me hubiese quedado un mínimo de amor propio- me cabrearía muchísimo.

Puede que la gran barrera que no permite que se avance en la investigación de las causas -y sobre todo del tratamiento- de la esquizofrenia sea la costumbre tan cristiana que tenemos de pensar en términos de culpa ( por cierto Dios olvidó dictar un mandamiento "cuidarás de tus hijos y, llegado un punto, intentarás tratarlos como seres autónomos").

Pensamos en terminos de culpa y expiación.

Pero en estos tiempos de aparente falta de fé podríamos dejar la culpa de lado y comenzar a pensar en términos de responsabilidades.

En mi opinión los adultos tienen responsabilidades sobre los niños, sobre todo si se trata de sus hijos.

Tiene la responsabilidad de darles arropo, seguridad y, llegado el momento, alas para marchar del hogar materno, sin cargarlo de sentimientos de culpabilidad o responsabilidades invertidas que le dificulten el proceso de emancipación.

Pero esta maleta ideal no podrá ofrecerla alguien que no la haya recibido, al menos que se la haya "currado". En la mayoría de los casos tenderemos a dar más de lo mismo (o todo lo contrario, lo cual paradojicamente a veces surte un fecto muy parecido).

La esquizofrenia existe. Es una realidad social. Y el tratamiento actual es nefasto, con graves efectos secundarios, y, aunque efectivos a la hora de eliminar los síntomas positivos - positivos en el sentido de visibles, no de agradables- deja al afectado sin fuerza psíquica para llevar una vida normal.

Además, si no se acompanan de una terapia, los medicamentos impiden el proceso de curación al suprimir lo que Freud llamaba "el lenguaje del subconsciente"; los síntomas, ese lenguaje que nadie quisiera entender (y menos que nadie el afectado) por ser doloroso y por las consecuencias que tendía si lo tomásemos en serio, a saber: cambiar nuestra visión del pasado. Así que nuestro cerebro se encarga de cifrarlo para hacerlo aparentemente incomprensible; delirios, miedos irracionales etc... A veces los afectados se expresan por medio de dibujos, más o menos explícitos (si uno se interesa por la historia del paciente, interés que hoy en día parece superfluo, ¿para que?, los medicamentos aqui no hacen diferencias.)

No puedo evitarlo. Este libro me altera a pesar de que empatizo con la madre y entiendo su sufrimiento.

Y como iba diciendo, la esquizofrenia es bio- PSICO-SOCIAL.

¿Qué hay de la parte psicosocial en el ámbito científico?

De lo psicosocial nadie quiere saber nada porque ni es rentable, ni es fácil de influir, ni ofrece soluciones rápidas (aunque sí sostenibles) y, cómo apuntaba un sociólogo alemán, si uno quiere ascender rápido en las jerarquias clínicas o científicas, no debe elegir este camino; sería tonto.

Los médicos no quieren PSICOSOCIAL por miedo a perder el papel protagonista sobre estas enfermedades y los familiares por miedo a tener que asumir alguna responsabilidad en el proceso. (Es llamativo el esfuerzo de algunos grupos de  autoayuda de familiares de enfermos mentales por sacudirse responsabilidades de encima y proyectarlas en el sistema sanitario o político- que tambien las tiene.)

Yo en mi trabajo lo experimento a diario, se prefiere hechar la culpa a un niño de 4 años -y más pequeños- antes de asumir responsabilidades.

Pero hay métodos para hacer reflexionar a los familiares, y pienso que esto es lo que los psicólogos les debemos a los enfermos mentales.

Por eso me altero, me altero mucho cuando oigo que lo primero que un médico le dice a los padres es; no se haga reproches. A los padres les eximirá de culpa inmediata, pero están frenando el proceso curativo.

El problema es lo rápido que olvidamos que tambien nosotros fuimos hijos.