Lilith fue la primera mujer de Adán.
Dios la creo, como a éste, a su imagen y semejanza. Pero Lilith no quería -porqué habría de quererlo- subordinarse a Adán.
Quería ser su compañera, su igual. Incluso en el amor; se negaba a yacer debajo de Adán en la posición del misionero. Quería, tambien, dominar. Adán no podía aceptar esto y Lilith acabó huyendo del paraiso.
Dios la castigo a ser mala madre. Lilith es la anti-madre, la "matrona de las prostitutas", la mujer temida (y deseada) por los machos, idealizada por las feminista.
La mujer emancipada del patriarcado.
Silvio Rodriguez le dedicaba una canción a Eva, con-fundiendola con ella: Eva prefiere, tambien parir, pero despues escojer dónde ir, dice.
Dios, ante la huida de Lilith, se apiadó de la soledad de Adán y creo a Eva. Esta vez de una costilla suya. Esta vez la mujer ya no es un igual. Y como ser débil que es, se deja seducir por la serpiente. El resto es conocido; de una forma u otra la maldad vuelve a recaer sobre la mujer.
La imagen de madre que ha marcado nuestra sociedad católica occidental es la de madre santa y devota de sus hijos, Eva o la virgen María. La mujer como madre sacrificada y entregada a sus hijos, devota con su marido, que se niega a sí misma e ignora -incluso desconoce- sus necesidades.
Pero es sabido que uno no puede negarse a sí mismo. Podemos hacer como si no tuviesemos necesidades pero ignorarlas no significa que no las tengamos y estas acabarán pidiendo -a traves de los síntomas más diversos- ser satisfechas. De este modo la madre entregada acabará buscando lo que le falta en sus hijos, ahogandolos.
Lilith es tambien el símbolo del fantasma que acosa a las paridoras insuflandoles miedo. Lilith es la negación de la maternidad. La madre que rechaza a sus hijos. Lilith es un tabu; por eso apenas nadie en nuestra sociedad sabe de su existencia.
Tabu es criticar a la madre. Y tabu es no querer a los hijos.
Despues del parto toda mujer espera que los sentimientos maternales aparezcan y ¡ay de la madre que despues de parir eche en falta estos sentimientos! (o sienta lo contrario).
¡Ay de la madre que no sienta más que rechazo o indiferencia ante su bebe!
No hay fracaso más ancestral que no querer ser madre. Que querer seguir siendo Lilith despues de parir.
¡Ay de la mujer que no quiere a sus hijos!
Cuando esto ocurre (Lilith se manifiesta despues del parto) la consecuencia es casi siempre una depresión. El famoso Baby-Blues. A veces la depresión pasa y los sentimientos maternales siguen sin aparecer.
Entonces a la mujer le queda la opción de sobrecompensar el amor. Algunas se tatuan el nombre del hijo en el cuerpo a modo de amonestación agresión o prueba. Otras les colman de regalos y atenciones.
Pero a los niños no se les puede engañar. Ellos se dan cuenta de todo. Y aunque de adultos seguirán intentando autoconvencerse de la versión de las madres, mientras tanto llorarán por dentro. Y si son mujeres y vuelven a ser madres puede que repitan la historia.
Lilith. Los cuentos de Grimm transmutaron a la mala madre en madrastra. Pensaron que de otro modo las crueldades que estás hacen a los hijos no serían creibles. Pero en los cuentos originales no hay madrastra; solo madre.
Las madres Lilith existen y no son un fenómeno tán insólito como tendemos a pensar. Esto las matronas lo saben bien.
Y es que solemos preferir perpetuar el dolor que enfrentarnos a nuestras propias carencias. Pero en la aceptación y el duelo de estas carencia está la raiz de la salvación.
Y toda madre tiene algo de Lilith, por eso nunca podremos ser perfectas.
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llauisset (viernes, 09 mayo 2014 22:14)
¿el alter ego de la madre mediterránea? ¿la llamamos sajona?
Angella Provenza (jueves, 02 febrero 2017 01:59)
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