Decía Georg Simmel que "la historia de la humanidad es el paulatino dominio del espiritu sobre la naturaleza que se encuentra ahí afuera, pero tambien, en cierto modo, dentro del espiritu"
En su estudio "Filosofía del paisaje" describe las ruinas como una metáfora de la reconquista de la naturaleza de lo que es suyo, de la vuelta a los origenes. En cierto modo las ruinas reflejan el fracaso del espiritu.
Es por ello que contemplar las ruinas despierta en nosotros ese sentimiento nostálgico, pero ojo, no todas: "algunas ruinas romanas carecen del encanto específico de las ruinas, por cuanto se percibe que su destrucción vino por el hombre y no por obra de las naturaleza, deshaciendo el antagonismo entre obra del espiritu y acción de la naturaleza sobre la que reposa la significación de la ruina como tal".
El concepto de homo faber sintetizaría el estado contrario; el triunfo del hombre sobre la naturaleza.
¿Quién es homo faber?
El hombre capaz de cambiar su destino, de controlar las fuerzas de la naturaleza, el hombre que donima su entorno mediante herramientas que el mismo ha creado.
La antitesis de las ruinas serían los rascacielos, que desafian las leyes de la naturaleza. El gran triunfo del hombre sobre la naturaleza es Dubai, un paraiso del lujo artificial con pistas de esquí en el desierto. Aunque Dubai más que un triunfo parece ser una provocación. Un nuevo Sodoma y Gomorra.
Y ¿qué hay de la lucha de estas dos fuerzas dentro del hombre?.
En nuestro cerebro hominido se ha sobredesarrollado una estructura; el lóbulo frontal, responsable de aquello que llamamos razón, lo más preciado.
Pero no todo el cerebro es lóbulo frontal, existen estructuras en él mucho más antigüas. Se podría decir que el control del lóbulo frontal sobre el resto del cerebro, el cerebro emocional, es directamente proporcional al control del hombre sobre la naturaleza.
Una ilusión.
Y cuando las fuerzas de la naturaleza se desatan, el hombre se da cuenta por momentos de que no tiene el control, de que la naturaleza es infinitamente más poderosa que él.
Aparecen las llamadas enfermedades mentales; de pronto el homo faber se desmorona, es capaz, por momentos, de ver las cosas como son. Y esto puede ser lo más dificil de soportar.
¿Será por eso que las ruinas nos transmiten esa sensación de paz?
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