Consejos para medios de comunicación, expertos y políticos

Todo psicólogo que se precie ha confeccionado a estas alturas su lista de consejos para sobrellevar la pandemia. Los más comunes, son los de siempre; ten paciencia, se agradecido, piensa en positivo o huye del estrés.

 

He pensado que quizás podría ser más útil que comenzasemos a dar consejos de abajo arriba, algo muy poco común pues choca de bruces con el principio de humildad, al que tácitamente, y no sin un punto de hipocresia, la mayoría de nosotros se atiene. Personalmente creo que, como todo, este principio tiene que poder ser cuestionado cuando sea necesario y me pregunto porque será que la arrogancia siempre se ha considerado pecado y el miedo nunca.

 

Desde las altas esferas, que hace tiempo que no están ocupadas por Dios, se critica la proliferación de teorías de la conspiración y creo que este artículo puede ayudar a los científicos a entender el porqué de este fenómeno y como se podría comenzar a atajar.

 

Decía Marshal McLuhan, un gran teoríco de los medios parece ser que poco leido hoy en día, que los medios no conciencian sino que hacen que algo suceda.

 Consejos:

 

 

1.- Tomar conciencia del lenguaje.

Dejar de hablar de rebrotes y explicar que simplemente el virus se sigue extendiendo, pero a una velocidad mucho menor que en los primeros tiempos de la pandemia. Tampoco sería necesario utilizar términos, de momento poco claros y algo oximorónicos, como nueva normalidad. Alguna noticia tranquilizadora de vez en cuando tampoco haría daño.

 

 

 

2.- Publicar datos realmente importantes (evitar la saturación) y bien explicados (no todo el mundo tiene porque tener nociones de estadística).

Las medidas que se están tomando se sustentan sobre, al menos, tres supuestos básicos. El primero: que el virus es muy mortal. Necesitamos ese dato: mortalidad por edades y contemplando las comorbididades. El segundo: que el asintomático es contagiosos. Datos claros de hasta que punto esto es cierto. El tercero: que probabilidad hay de que uno se contagie al aire libre.

 

 

3.- Admitir que la crisis económica esta provocada en gran parte por las medidas tomadas y reflexionar sobre ello. Baremar antes de prohibir.

 

 

4.- No adelantar acontecimientos (segunda, tercera ola...). Recordemos, los medios son los que hacen que algo suceda.

 

5.- Tematizar el daño que hacen las denuncias a vecinos y la búsqueda (que siempre es fructifera) de chivos expiatorios (jóvenes, gente que no lleva máscara, extranjeros etc...) y, sobre todo, no proporcionarlos.

 

6.- No fomentar el lado oscuro de la gente. Denunciar produce placer (sobre los efectos neurofisiológicos de la denuncia altruista hablaremos en otra ocasión).

 

7.- Empezar a hablar de la importancia del contacto físico para el ser humano en general y para el sistema inmune en partícular.

Que la falta de contacto físico provoca estrés es un hecho científicamente comprobado desde hace casi 100 años ( recordemos los experimentos de Harlow y Spitz). La distanciasocial no puede pasar a la nueva normalidad, a no ser que queramos una sociedad autista, psicopática, profundamente estresada y miedosa.

 

 

8.- Fomentar el diálogo entre expertos que discrepen.

No puede ser que todo lo que no sea la versión oficial sea mentira o conspiranoia.

 

 

 

9.- Aprender a pensar analogicamente.

Ya hemos vivido épocas en las que la gente denunciaba al prójimo repetidas veces a lo largo de la historia y estas cosas no suelen acabar bien. Recordemos a Hannah Arend que por cierto; es una mujer.

 

 

 

10.- No dar credibilidad a estudios chorra.

„El coronavirus provoca alopecia y ganas de llorar“ (de hecho parece ser que los médicos responsables de este estudio achacaban estos efectos al estrés del aislamiento, pero esto se perdió en algún punto de la cadena de información).

 

11.- No dar consejos que no puedes cumplir tu mismo, como han hecho algunos expertos.

 

Ahí lo dejo.


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