SOC: Sociedad obsesivo compulsiva

A lo largo del 2020 hemos podido observar un fenómeno interesante que al parecer comenzó en China pero que se extendió rápidamente al mundo entero; la curación masiva y expontanea de uno de los trastornos que más sufrimiento subjetivo produce, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

 

En realidad la curación no se debió a una desaparición milagrosa de los síntomas sino al contrario, a una masiva generalización de estos. De pronto era cínico hablar del cuadro clínico como de un trastorno y miles de psiquiatras perplejos se vieron obligados a declarar sanos a la mitad de sus pacientes. 

 

Algo similar había sucedido algunos años antes con el trastorno narcisista de la personalidad, aunque por algún motivo no fue eliminado del DSM (el libro oficial de los trastornos), probablemente pensando en que en un futuro podía ser de utilidad (y no les faltó razón).

 

Y es que los trastornos psiquiátricos (y no solo estos) están definidos en base a una supuesta normalidad y cuando esta normalidad cambia y pasa a ser nueva provoca a su vez una serie de cambios que no son percibidos de inmediato.

Y si la sociedad está obsesionada con la higiene y sus rituales no podemos ir diagnosticando TOC alegremente como si de una enfermedad se tratara. Este proceso obviamente no ocurrió de un día para otro. Políticos, publicistas, pedagogos, instituciones varias etc...llevaban ya  mucho tiempo sensibiliándonos y concienciándonos en cada vez más cosas, de forma que llegó un momento en que casi  cualquier movimiento podía ser una ofensa para alguien o un peligro para la salud; nos habiamos convertido en una sociedad altamente sensible, con sus pros y sus contras.  

 

La culpa, esa culpa tan humana, que en las últimas decadas había perdido fuerza, reaparecía. 

 

Por otra parte las distracciones eran ya tantas que a nadie se le ocurría enredarse en preguntas existenciales: siempre había algo más urgente que hacer. Y la pregunta existencial por excelencia, la de nuestra relación con la muerte, la habíamos delegado en expertos, confiando en que ellos la irían resolviendo.

 

Resultó que no; la muerte nos pilló por sorpresa. Nuestros vanos intentos de combatirla (higiene, distancia, ilusión de control) se institucionalizaron, perdiendo su patología inicial y lo que ayer se veía como una afección invalidante comenzó a ser normal; de pronto todos andabamos lavándonos las manos, contando cosas y manteniendo distancias con el otro, potencial sucio e infecto. Y sin darnos cuenta hemos reducido la muerte a una única posibilidad, ignorando todas las demás muertes posibles.

Esta normalización de la sintomatología fue bien recibida por algunos, pues validaba su comportamiento.

Ahora estas personas esperan en secreto, o reclaman abiertamente con cualquier pretexto, que las cosas sigan así y que en ningún caso vuelva la normalidad anterior, en la que se veian obligados a enfrentarse a todo tipo de miedos. Para ello aceptan los sacrificios, que a menudo ni siquiera perciben como tales.

 

Huelga decir que este estado de alivio es transitorio y termina mucho antes de lo esperado.

 

Al poco tiempo el sufrimiento vuelve con toda su fuerza pero con una diferencia: ahora ya no hay esperanza de sanación (pues no se puede sanar de algo que es normal).

 

La SOC (sociedad obsesivo compulsiva) ha venido a sustituir al TOC y con ello ha dejado de ser competencia de psicólogos y psiquiatras para pasar a ser un fenómeno de masas.

Donde antes sufría el sujeto ahora sufre la sociedad entera.

Los que antes ya lo sufrían seguirán sufriendo de forma similar (aunque diran lo contrario) y los que no lo sufrían sufrirán ahora la represión y la multiplicación de normas, solo que ahora no vendrán de la pareja o el compañero de piso, sino del estado. 

 

¿Tiene remedio esto?

La pregunta es  ¿ tenía el TOC remedio? 

 

Intentare resumir las posturas:

 

Aquellos expertos que tienden a pensar que todas las afecciones, tambien las mentales, tienen un origen biológico responderán que (todavía) no, que de momento solo se pueden paliar los síntomas con medicación o terapia (del tipo "no pienses en negativo").

 

Otros piensan que sí hay tratamiento y cura, aunque es un proceso difícil y doloroso para el afectado, que requiere de mucho valor, pues detrás de los síntomas suele esconderse un conflicto que la persona no puede ver, pues sabe que de verlo sería incapaz de enfrentarse a él, pues suele ser con una persona de autoridad.

El tratamiento consistiría en ir fortaleciendo sus recursos a la vez que destapando su conflicto y en un momento la "curación" (que nunca es milagrosa ni repentina pero si puede tener grandes momentos de catarsis) puede darse.

En ese momento la persona cambia su vida y su modo de interactuar con el mundo. Se deshace de la culpa y es capaz de delegar responsabilidades.

 

Lo mismo puede decirse para el SOC.

 

La versión oficial sostiene más o menos abiertamente que no hay cura y hay que ir acostumbrandose a vivir en esta nueva normalidad con sus nuevas normas (con tendencia inflacionaria, como en el TOC), sus nuevos rituales, sus nuevas autoridades y sus siempre nuevos peligros.

 

Y aunque es cierto que esta no es la única alternativa, si es la más probable. He visto poca gente sanar de TOC, pero los he visto, y, cuando la "curación" no se ha debido a golpes de la vida, ha dependido en gran medida de las teorías y métodos del profesional que se haya encargado de su tratamiento. Si el profesional no cree en la posibilidad de cura, esta no sucederá.

 

Pero si ya es improbable la "curación" de un ser humano, qué decir de la de una sociedad entera.

Me atrevería a decir que esto nunca ha sucedido. Lo que si sucede es una cosa y es que, si bien pocos afectados de TOC (que de tanto tragar tienen grandes cantidades de violencia reprimida) explotan individualmente, si lo hacen en masa. Entonces se producen las grandes catarsis de la humanidad.

Depués de las cuales está tiene una oportunidad de reinventarse.

Aunque actualmente, gracias a la tecnologia, ya no es posible retroceder mucho ni hacer grandes cambios. 

 

Resumiendo: poca esperanza para la humanidad.

 

Además, en contra de lo que pudiera parecer una sociedad enferma no quiere decir una sociedad menos cómoda y lucrativa, al menos para algunos. 

 

Finalizaré estas reflexiones con algunas propuestas terapéuticas,

 

Cómo sanar de SOC:

 

En primer lugar hay que plantearse cuál es la autoridad a la que no queremos enfrentarnos y porqué.  Hecho esto, analizar qué conflicto social no queremos ver. Acto seguido cuestionar los métodos que se están aplicando  y constatar que el control como estrategia solo funciona a costa de la vida (esto lo saben dolorosamente los afecados de TOC).

 

Es posible sobrevivir con el control, las obsesiones y las compulsiones, pero siempre será a cambio de la alegria de vivir y aquellos que creen que cuando todo este ordenado y controlado seremos felices se equivocan por tres motivos sencillos.

 

El primero es que esto nunca sucederá, por exceso de factores.

El segundo porque la vida tiende a la entropía, y si no aprendemos a vivir con cierto caos nos veremos obligados a invertir toda nuestra energía en seguir manteniendo un orden que amenazará constantemente con quebrarse.

Y el tercero porque al aspirar a la seguridad, tendremos, en el mejor de los casos, ilusión de seguridad, pero renunciaremos a todo lo que hace la vida digna de ser vivida (desde el amor, hasta el juego, pasando por los placeres) pues todo ello implica riesgo.

 

Con SOC la sociedad será una sociedad dedicada a sobrevivir.


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