“Siento curiosidad por saber qué pasaría si el arte fuese reconocido de repente por lo que es, es decir, una información exacta acerca de cómo reorganizar nuestra psique para adelantarnos al próximo golpe de nuestras facultades extendidas.” Mc Luhan
De camino al trabajo paso por delante de algunos de los cines de la cadena York. Donde antes se anunciaban los próximos estrenos, ahora se leen frases como; 30 days?, Home alone 4, Nigthmare before Chrismas, Stranger than fiction o.....Wie lange ist für immer? (cuánto tiempo es para siempre)....Parecen asustados, los cines.
Y es que el cine en concreto, y el arte en general, ha sido uno de los sectores más golpeados por las leoninas normas de esta pandemia. Aunque ya estaban en decadencia, las salas. Incluso algunas de las salas más comerciales han cerrado sus puertas, por no poder pagar los alquileres. Gentrificación, lo llamán, pero los motivos son multiples y la pandemia únicamente la gota -el chorro más bien- que colmo el vaso.
Pues según parece, la gente había dejado de acudir a los cines. Preferían, desde hacía ya algún tiempo, quedarse comodamente en casa, conectados a plataformas como Netflix o Amazon, que es donde hoy parece suceder todo lo interesante cinematográficamente hablando. Y por un precio irrisorio.
Las nuevas plataformas ofrecen muchas ventajas. La mayor de todas; no hay que salir de casa. Puedes quedarte en pijama todo el día consumiendo una serie tras otra, junto a las palomitas, que además te salen más baratas.
Los avances tecnológicos han hecho que nuestra vida sea cada vez mejor, a la vista está. De lo que perdemos, no solemos ser conscientes, obnubilados ante tanta posibilidad. La Posibilidad y el Confort que nos ofrecen las nuevas tecnologías encajan a la perfección con nuestra pereza innata.
La tecnología nos lo pone todo al alcance de la mano, de modo que ya podemos quedarnos sentados cómodamente en el sofá y hacerlo todo desde allí; trabajar, comer y sentir.
Qué más se puede pedir.
Con todas estas ventajas y posibilidades, ¿quién necesita los cines?
Y cuidado con criticar los avances tencológicos, te acusarán de retrogrado, conservador, antitecnológico... o peor aún; de que te estás haciendo viejo. Y lo que te aqueja es la enfermedad de todo viejo, la de idealizar el pasado, la nostalgia. Todos los viejos la sufrieron en todas las épocas. Y, como puede verse, estaban todos equivocados. Los jóvenes, pero sobre todo los adaptados, todos tán sanos, te mirarán con condescendencia. Y no les faltará razón; el problema de los nostálgicos es el de un exceso de memoria. Y los jóvenes, por definición, no tiene memoria y no se puede echar de menos lo que no se conoce.
En realidad esto pretendía ser un alegato a favor de las salas de cines y es que, lo que no saben los sanos (o no recuerdan), es que el cine tenía poderes mágicos. El cine salvó a Woody Allen del suicidio. Y al cine era donde acudía el mayor pesimista de la literatura, después de la gran guerra, en busca del consuelo perdido.
"Se estaba bien en aquel cine, cómodo y cálido. (..)Te sumerges de lleno en el perdón tibio. Habría bastado con dejarse llevar para pensar que el mundo acababa tal vez de convertirse por fin a la indulgencia. (...) No esta del todo vivo lo que sucede en las pantallas, queda dentro un gran espacio confuso, para los pobres, para los sueños y para los muertos. (...) Eliges de entre los sueños, los que más te reaniman el alma. (...) Y que valor te da! El valor, lo sentía ya, me iba a durar dos días por lo menos. (...) Una vida interior intensa se basta a sí misma y podrá fundir veinte años de hielo."L.F.Celine
Yo misma me curé de una crisis en los cines berlineses. Y es que cuando la farsa del mundo supera ciertos niveles es necasario acudir a la ficción, en busca de verdades que te hagan recuperar la vitalidad. La falta de amor no solo llenaba los bares y en las salas de cine las personas parecen algo mejores. Hay momentos en los que solo allí, en el silencio de la sala, rodeado de cómplices, puedes compartir tus soledades identificándote con aquel Marlon Brando cuyo grito de desesperación era sofocado por el progreso.
Antes a uno siempre le quedaba el cine.
Fotos de Sofia Szabo
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Victoria (miércoles, 13 enero 2021 11:33)
Me ha parecido un articulo maravilloso y muy acertado en estos tiempos