Delirios de homo sapiens: Sobre la erradicación de la muerte y la mejora del arte

 „No quiero seguir viviendo en los corazones de las personas amadas, sino en mi casa“  W.Allen

 

Desde abril hasta noviembre de este año se puede ver en el Hulboltforum de Berlín, una exposición que lleva el título „In-finito, vivir con la muerte“.

 

Se trata de un drama en cinco actos, que pretende abordar este delicado tema desde diferentes perspectivas.

 

Suena lógico decir que desde que el hombre tomo conciencia de la muerte pretendió escapar de ella pero, a juzgar por las estadísticas de la encuesta que se hizo para la exposición y en la que participaron más de 9000 personas, tán solo un 20 % querría vivir eternamente.

El 80 % restante parece tener una relación algo más realista con la finitud de la vida.

 

O sea que, aunque la muerte nos atañe a todos la obsesión por la inmortalidad no parece representarnos como especie.

 

La ciencia ha „liberado“ al ser humano de la religión pero las preguntas acerca del sentido de la vida y de la muerte siguen ahí. Y en estos ámbitos los científicos no se mueven con la misma soltura que los sacerdotes.

 Confrontada con la mortalidad de la especie, la ciencia nos brinda algunas soluciones.

 

Emil Kendziorra, director de la empresa Tomorrow Biostasis y presidente de la Fundación Europea Biostasis afirma que „la muerte debería ser algo que deseáramos, no una necesidad“. Por ello nos propone crionización (congelación especial después de la muerte para ser descongelado en el futuro) a un precio accesible.

 

Según Kendziorra todo es muy simple, la gente que se crioniza es gente que ama la vida y no le gusta la muerte, el futuro será siempre mejor que el presente y no existe ningún argumento pro-muerte asi es que... al congelador.

 

Otro de los temas que se abordan es el del efecto pernicioso del homo sapiens (así se dirigen a nosotros las voces que nos interpelan) en el planeta, la catástrofe ecológica que hemos provocado y la necesidad de cambio, de cambio doloroso. Un cambio que se conjura constantemente pero no se llega a concretar nnca, nos dejan, por asi decirlo, en suspense.

 

El colofón son unas cabinas que prometen immersión en la vivencia de la muerte. Una vez dentro, una voz que parece ser la de tu profesora de yoga te advierte de que puedes escapar si te pones muy nervioso (esto es solo un ensayo) para acto seguido comenzar a narrarte en tono sugestivo como será tu último aliento.

 

Es una muerte científica, la que nos relatan, una muerte estandar y es que, como decía Rilke, pronto tener una muerte propia será tán dificil como ya lo es tener una vida propia.

 

Habría mucho más que decir, sobre la exposición y sobre el tema que trata.

 

Personalmente no la recomiendo, es prototípica de unos tiempos en los que se sobreentiende que la tecnología tiene el poder de mejorar todo lo que toca. Cada vez son más frecuentes este tipo de exposiciones que prometen „vivencias immersivas“ en cuadros de El Bosco o Van Gogh.

 

Pero...¿es necesario decirlo?: El Bosco no es mejorable.

 

Constato con tristeza que las Exposiciones en las que se profundizaba en los temas que trataban están siendo sustituidas por aquellas que se sirven de trucos técnicos.

 

Y „In-finito“, a pesar del potencial del tema que aborda y del despliegue de medios, no pasa de ser una mera repetición de consignas, parte de un proyecto de futuro sin alternativa cada vez más ubicuo.

 

Una última cosa; si hay alguien a quién le interese realmente profundizar en el tema de la eternidad puede leer „La Canción de Medianoche“ de Nietzsche.

 


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