„...porque aquí no hay un solo lugar que no te vea. Debes cambiar tu vida“ Rilke
Decía en el artículo anterior que el hombre de acción, el emprendedor, esta socialmente sobrevalorado. Aunque más acertado sería decir que su poder destructor esta infravalorado. Quiere transformar el mundo y a sí mismo sin haber entendido.
Personalmente del festival de humanidades me interesa más la parte de humanidades (estrictamente hablando son todo humanidades) que la de ciencia-tecnologia. Es un poco menos pretenciosa.
El arte no estaba invitado a este festival. Es propio del artista mantenerse alejado de este tipo de eventos.
Supongo que se le sobreentiende incluido en el apartado „cultura“, sin embargo arte y cultura no son lo mismo. Incluso se podría decir que existe cierto antagonismo entre los dos. La una va con el Zeitgeist, el otro contra él (es propio de todas las culturas velar las verdades incómodas).
Cultura es, sensus stricto, todo aquello que una sociedad produce. El arte tiene una aversión a la impostura y la conveniencia así como una pretensión de acercarse a la verdad que aquella desconoce.
Dicho esto se podría decir que somos presa de una confusión cuando alabamos la cultura como un bien en sí mismo. En primer lugar, porque hay cultura basura, banal, dañina -las armas tambien son cultura- y conformista.
Ni la lectura de un libro ni la visita a un museo nos hace mejores personas.
Este es un lugar común con el que creo que deberíamos terminar definitivamente.
Decir que la cultura nos hace mejores o más criticos es un sinsentido.
¿Es esto tambien válido con respecto al arte?, a esa obra que sin pensar en el aplauso nos revela las verdades inmutables de nuestra naturaleza. Les plantee la pregunta a los escritores (Portela, Sanz, Amat) y todos estuvieron de acuerdo:
-si.
Amat cito muy acertadamente a Rilke. Su poema, Torso de Apolo Arcaico plantea esta cuestión. En él, la obra de arte le habla al que la contempla para decirle: debes transformarte.
Si alguien, contemplando (leyendo, esuchando..) una obra de arte, ha llegado a esta conclusión ya ha llegado muy lejos. No es tán sencillo escuchar esa timida voz que nos impele a transfigurarnos. Pero una vez escuchada, esa voz puede quedar en nuestra mente y nosotros en nuestro dia a día seguir siendo las mismas personas, disociando estas verdades de la vida. Como si allí no aplicaran. Y es que en la vida nos toparemos con que actuar acorde a estas grandes verdades nos reportará un coste social, que en el 99% de los casos (me atrevo con la estadística) nos estaremos dipuestos a pagar. Preferiremos dejar la transformación en nuestra mente, donde no hará mal (ni bien) a nadie.
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